UNA CAUTIVANTE GRISELDA SICILIANI ENCABEZA LA LOGRADA VUELTA DE SUGAR
Susana Giménez y
Gustavo Yankelevich producen esta comedia, con un gran despliegue escénico que
incluye 20 impecables artistas en escena, 25 cambios de escenografía, y una
inversión inicial de 18 millones.
Por Laura Ferré
"Sugar"
trajo de regreso el musical brillante a la avenida Corrientes en una mega
producción estrenada anoche, donde Griselda Siciliani entrega una Sugar Kane
atrevida, que potencia el espíritu lúdico de la pieza, y tiene a la que fuera
su protagonista principal, Susana Giménez, en el rol de productora junto a
Gustavo Yankelevich, en el teatro Lola Membrives.
Pocos artistas y
muchos periodistas en la sala durante la velada del estreno, no parecían el
mejor augurio en materia de calidad de la propuesta teatral, más allá del
revuelo que las apariciones públicas (y no tanto) de Giménez suelen provocar.
La diva de los
teléfonos y otrora chica shock fue acompañada sí por sus fieles seguidores,que
esperaron dos largas horas en las afueras del teatro para verla desfilar por la
pasarela de ingreso a la sala y ovacionaron su presencia, reflejo de tantas
ilusiones, de riguroso negro, piel y tacones brillantes.
Apenas pasadas
las 21, los brillos luminosos del telón dieron paso a la función.
"No pienses
más, seguí el compás y veras que si bailas, de tus penas te olvidaras...",
canta la deliciosa Siciliani en el cuadro de apertura, casi una invitación a
sumarse al juego de la desenvoltura del cabaret.
La comedia surcada
por ovaciones permanentes a la rubia de los teléfonos, quien desde un palco
monitoreó emocionada la función, de todos modos, apostó a despegarse de aquella
exitosa versión original argentina de 1986 para contar con otra impronta el
eterno cuento de los perdedores ansiosos por dejar de serlo.
Un gran
despliegue escénico que incluye 20 impecables artistas en escena, más 25
cambios de escenografía junto a una inversión inicial de 18 millones de pesos,
si bien imponen su lógica de mega show, logran convivir con cierta sutileza
narrativa, sin perder de vista el reconocimiento de deuda con sus referentes
artísticos.
El homenaje más
fuerte parece centrado en Marilyn Monroe, una de las protagonistas del filme
"Una Eva y dos Adanes", de Billy Wilder, en el que se inspira la
pieza y fue interpretado en 1959 junto a Tony Curtis y Jack Lemmon.
El tono zumbón,
la soltura de aquella divertida película y sobre todo ciertas marcas gestuales
de la bella Marilyn, presentes en la composición de Siciliani, dan cuenta de
esa cualidad.
Un desopilante
Nicolás Cabré junto a un eficaz Federico D'Elía componen el triángulo
protagónico de esta exitosa puesta de Broadway interpretando los papeles que 30
años atrás encarnaron Susana, Ricardo Darín (entonces "galancito" y
pareja de la estrella) y Arturo Puig, que ahora oficia de director.
Aunque se trata
de una comedia blanca, hay mucho de bataclana autorizada en el desempeño de la
protagonista, avalado por un prestigioso recorrido previo, que incluye haber
integrado El Descueve, mítico grupo de danza y un deslumbrante trabajo en
"Sweet Charity" en este mismo teatro, sólo por citar algunas de las
estaciones de su recorrido, generoso en puestas alternativas.
El dejo
"reo" de la bella actriz logra una perfecta comunión con los trabajos
de Cabré y D'Elia, en la piel de dos vagos, entrañables en su torpeza, quienes
aprovechan esa cualidad de sus personajes planteada por el texto escrito por
Peter Stone, con letras de Bob Merrill y música de Jule Styne.
Cabré, por momentos
lleva al extremo su participación en los "equívocos" propuestos por
la pieza para lograr momentos hilarantes, como el compartido con Sicialini en
la litera, capaz de contagiar al público su disfrute del absurdo y provocar
carcajadas.
Los buenos trabajos
de: Roberto Catarineu, quien encarna el rol del millonario y en la versión
original componía a un pandillero, ahora a cargo del eficaz Rodrigo Pedreira;
Gipsy Bonafina; Florencia Viterbo al frente de las Chicas Ardorosas, una más
precisa que la otra en sus movimientos.
Las coreografías
de Gustavo Wons, el maestro Negrín en la escenografía y la dirección musical de
Gardelín conforman una vasta lista de destacados, pero "Sugar" es más
que un gran despliegue de eficacia.
El encanto quizás
resida en el desparpajo, en algo de la picardía tan presente en la obra como en
la previa de la misma, con los fans esperando a la estrella televisiva que ayer
subió a saludar y a felicitar a los actores luego del saludo final.
Entre ramos de
flores, Su subió al escenario al terminar la función junto a Puig, quien
sostuvo un enorme ramo de rosas amarillas, mientras ella felicitó a los actores
y auguró un éxito.
Siciliani con su
melena morocha suelta, liberada de la peluquita rubia que la acompaña durante
toda la función, e infartante en un vestido de lentejuelas plateadas que sólo
viste para el saludo final, lloraba emocionada, mientras Susana le decía como
una madrina cariñosa: "No llores tonta, ella (por Siciliani) tenía un
sueño y lo cumplió. Todos podemos cumplir nuestros sueños".
Luego, Susana
llamó a Yankelevich para el saludo: "Vení que pusiste la plata", pero
el empresario fiel a su espíritu de bajo perfil nunca apareció sobre el
tablado, y ya no estaba más en el palco que había compartido con su familia: su
hijo Tomás, su nuera la actriz Sofía Reca y su mujer Rossella Della
Giovampaola.
Fuente: Télam.
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